Me declaro adicta al café por las tardes

Me declaro adicta al café por las tardes por lo que mi cuerpo ya no tolera este mal hábito que a continuación te comparto.

El aroma de la bebida caliente recién colado es uno de los gustos olfativos más placenteros para mí que me declaro adicta al café por las tardes. Hay factores a destacar que la hacen adictiva. No es solamente disfrutar el momento de hacer la bebida sino escoger el acompañante, quien se encargará de darle más gusto. Desde una deliciosa torta hasta pequeñas galletas de mantequilla, le dan un buen sabor a la bebida.

Sin dejar a un lado el espacio donde se tomará el café, pues hay lugares tan peculiares que es allí donde más lo puedes disfrutar.  

El consumo del café se convirtió en la excusa perfecta para compartir con otras personas. Para hacer nuevas amistades, encuentros entre amigos, o una simple salida a solas contigo misma. Lo cierto es, que disfrutarla puede convertirse en una adicción por la cantidad de veces que se ingiere en el día. Por lo que, a veces, es necesario hacer una pausa a tanto descontrol.

Este año me di cuenta que tenía una obsesión por el café en las tardes. En años anteriores, la cafeína me acompañó en momentos importantes. Durante las noches de mis estudios universitarios. Por las mañanas para ir al trabajo. También, se convirtió en una sustancia para digerir las comidas.

Sin embargo, al pasar de los años el cuerpo ya no tolera la cantidad que consumo. Por lo que es el momento propicio para controlar mi adicción por el café.

Este año decidí implementar un nuevo recurso que me ayuda a crear buenos hábitos. A continuación, compartiré: cada semana escribo en mi agenda un nuevo hábito que quiero incluir en mi vida. Por lo que, durante los siete días, dedico mi tiempo a cumplirlo para convertir ese deseo en constancia.

El momento de esta semana llegó y decidí solucionar mi problema con la obsesión que tengo con el café por las tardes.

Debo reconocer que la tarea no ha sido fácil, pues cuando llega el mediodía, siento tanto sueño que mi cuerpo pide a gritos, acostarse en la cama. Pero, decido no escucharlo y beber una deliciosa taza de café para saciar mis ansias.

Por otra parte, las personas más cercanas no son el apoyo que más necesito porque disfrutan el café tanto como a mí. Amistades y familiares me incentivan a beber más café, que mis propias ganas.

Así que, alejé las ansias y decidí dividir una taza completa de café en dos partes. Un poco en la mañana y la segunda porción para las tardes. Para así, tener un control de lo que bebo.

Los resultados fueron favorables. Esta semana logré evadir algunas reuniones y las que necesitaba de mi presencia, decidí que, antes de llegar a mi destino, llené mi estómago con mucha agua, para no sentir la necesidad de beber una taza de café. Por lo que mi nuevo hábito de sustituirla por otras bebidas, lo pude lograr esta semana.

Aunque, escribiendo esta nota en esta tarde lluviosa, me apetecía la compañía de una deliciosa taza de café recién colado.

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