Almuerzo en el metro de Caracas

Este relato corto forma parte de mi portafolio de escritura creativo titulado: «Almuerzo en el metro de Caracas». Escrito el 20 de mayo de 2019.  

El escrito tiene una narración estilo crónica que utilicé para representar un episodio real vivido en el metro de la ciudad de Caracas, Venezuela. Espero que te disfrutes de la lectura.

Durante mi viaje en el metro de Caracas fijé mi mirada en la imagen guerrera de una madre que le daba de comer a sus tres hijos en la mitad del vagón.

La mujer llevaba dos bolsos grandes atocinados de un contenido oculto que, a primera vista, revelaba la rutina de aquella familia.

La figura materna, con apariencia de cuarenta años, abrió uno de los bolsos para sacar el almuerzo de los tres niños. La comida comprendía de tres empanadas frías después del mediodía. No logré detallar el contenido envuelto de la masa, lo que sí pude confirmar, es que las empanadas era el resuelve del día.

Los tres pequeños comían poco a poco para disfrutar cada trozo que saciaba su boca. Sus manos, empañadas de grasa, tenían la misión de rescatar la empanada del envoltorio de papel que actuaba como servilleta.

La mujer y sus tres crías eran expertos en ir en contra de la velocidad del metro y estuvieron de pie desde Antímano hasta su estación de destino final: Zona Rental. Más allá de la figura familiar, observé a las demás personas y no entendía cómo estaban sentados cómodamente en los asientos, y no ofrecían el puesto a los protagonistas. Aquel instante, mi mente se saturó de invariables preguntas: ¿En qué momento perdimos los valores? Por qué se nos hace difícil recordar las normas del buen ciudadano en un país que cada día se oscurece en un túnel sin salida. Cuando llegará el día en el que seamos buenos ciudadanos y eliminemos las malas enseñanzas que aprendimos en el peor momento.

Cada una de las interrogantes invadían mi mente durante mi viaje en el metro, pero no hallé respuestas a tanto caos que se vive en Venezuela. El lado positivo de mi experiencia fue concluir que sí observamos nuestros actos y cambiamos lo malo por buenas costumbres, podamos rescatar a un país que necesita la colaboración de cada uno de nosotros y no quedarnos con los sueños de querer un mejor país y no contribuir a la mejora de la sociedad.

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