Ana, ¡No te equivoques en navidad!: capítulo 4

Ana, no te equivoques en navidad

Capítulo 4: Errar es de humano

Hoy es noche buena y Ana se levanta temprano. Bebe un poco de café y conversa con la Sra. Margarita acerca de su visita a la casa hogar. 

Se sentía a gusto con su vida y no precisamente por derrochar dinero o ir de fiesta con los amigos. Es la primera vez que siente el placer de ayudar sin recibir nada a cambio. 

La vecina la escucha con atención, mientras cocina un par de huevos. La joven influencer exclama con entusiasmo que si todo sale bien,  hoy regresa con su novio para mudarse a un nuevo apartamento antes de que culmine el año. ―Todo volverá a ser como antes―finaliza. 

―No te equivoques Ana, como antes no. Mucho mejor para ambos. ―sonríen y se abrazan. 

Los padres de Henry viven en una casa a las afueras de la ciudad. La vivienda está decorada con un hermoso jardín de flores lilas y amarillas. Tiene un camino de piedras pequeñas para llegar a la entrada de la puerta. Ana está parada frente a la madera fina, lista para tocar el timbre. Pero, siente el temor de que Henry la rechace. 

Antes de tocar el timbre decide mirar hacia la ventana para asegurarse que él esté allí porque no veía su auto estacionado. Al asomarse, observa a los padres sentados en la sala conversando a gusto con Henry y una joven. Ana sorprendida por la imagen familiar, quiso acercarse un poco más para ver el rostro de la extraña. ―¿La conozco? ―dice en voz alta―¿Pero, de dónde?―sigue pensando, hasta recordar que la joven trabaja en la misma compañía de su novio. ―¡Cierto, es ella! Con razón me cayó mal la primera vez que la conocí―refunfuña― pero, ¿Traerla a casa de los padres en vísperas navideñas?―agacha la mirada y da pasos hacia atrás para evitar que la vean. 

Ana camina desolada y triste por el parque del edificio en el que por primera vez sintió que fue feliz. Quería estar sola, antes de regresar al apartamento de la vecina. Se sentía derrotada y por primera vez piensa que perdió el amor de su amado. 

Revisa su celular y redacta el último mensaje que le mandaría a Henry: 

“Decidí buscarte para sentir que nunca te perdí. Aunque no fue impedimento el que hayas decidido marcharte. Sin embargo, me di cuenta que el destino así lo quiso y no seré yo quien luche contra la marea. Mi búsqueda empezó ayer, pero en el camino se cruzó visitar a los niños de la casa hogar. Un bonito encuentro que jamás olvidaré. Hoy decidí nuevamente ir detrás de ti y buscarte a la casa de tus padres y te vi con otra mujer. Ahora, estoy aquí sentada en la misma banqueta en la que decidimos alquilar nuestro primer hogar. Desde aquí escribo estas líneas con el corazón roto y aceptando que te perdí. Siempre te amaré aunque se me olvidaba decírtelo.”

Mientras envía el mensaje por whatssap, lágrimas de dolor acarician sus mejillas. Está desolada y triste por lo sucedido. En eso, siente un fuerte golpe en su brazo. En seguida, voltea la cabeza para saber la procedencia del impacto. Un niño de siete años se acerca a buscar su pelota y le pide disculpas por lo sucedido. Al verla llorar, se sienta a su lado para consolarla. 

―¿Te dolió mucho?, lo siento. No fue mi intención. ―apenado y asustado.

―Más de lo que te imaginas. Pero no me refiero al golpe de tu balón. 

Ana acaricia su brazo y le explica al niño que no llora por la pelota, sino por otro golpe que recibió horas antes. 

―¿Es tu segundo golpe? Entonces, debe dolerte mucho el cuerpo.

― El primer golpe fue en el corazón. No entenderás porque estás muy pequeño.―intenta secar las lágrimas con la mano, pero su rostro sigue mojado.  

― Tengo nueve años, y entiendo muchas cosas ¿Terminaste con tu novio? 

Ana sorprendida por las palabras del niño, entendió que es muy fácil tener información de ella en las redes sociales por ser una influencer. Suspira y mantiene su voz en silencio para no hablar del tema. 

― Mi mamá dice que enamorarse no es fácil, pero que errar es de humano. 

Ana desconcertada le pregunta el por qué dice eso.

― Ella dice que en el amor se debe aprender de los errores, ¿Tú aprendiste amar?

No sabía que responder a un niño que la observa con inquietud. 

―Es cierto lo que dice tu mamá. Pero no sé si aprendí a amar.

― ¿Pero puedes aprender amar? 

― Creo que sí. No lo sé. 

― Mi mamá aprendió amar cuando llegué a su vida para darle alegría. Entonces, aprenderás a amar cuando llega alguien que cambia tu vida.

Ana mira al niño desconcertada por la agilidad en sus palabras y las dudas que surgieron en ella con el amor que siente por Henry. 

― ¡Supongo! ― responde con nostalgia. Continúa ―Eres un niño inteligente ¿Cómo te llamas?

― Pedro. ―Sonríe. ―y tú eres Ana, ¿Cierto? Mi hermana te sigue. 

Apenada afirma con la cabeza.

― ¿Lo perdonarás?

Ana no tenía palabras para responder las dudas. Lo que sí deseaba era que Henry la perdonara. 

A continuación, Ana se despide del niño con un apretón de mano. En cuanto camina a la entrada del edificio, observa a Henry abriendo la puerta de par en par. Sorprendida de verlo lo saluda desconcertada y con unas ganas inmensas de abrazarlo. Mientras, el joven la toma de la mano y la jala sutilmente hasta su pecho. Aprieta su esbelto cuerpo de manera que no haya forma de arrepentimientos. Retira el cabello de su pequeña oreja para susurrarle que también la ama.

Ana, no te equivoques en navidad

Sinopsis:

Ana es una joven influencer y será la protagonista de un evento desafortunado en las redes sociales, a pocos días de navidad. Lo que ocasiona que su novio Edgar, quien lleva dos años con ella, termine la relación. Ana, al sentir la soledad en los días festivos, aprenderá la mejor lección de su vida.

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