Hace poco conocí a alguien que me dejó una excelente reflexión acerca de los verdaderos amigos.
Mientras conversábamos, me comentó lo difícil que es hacer amistades duraderas cuando tienes que trabajar en distintos países. Ya que, a pesar de conocer a muchas personas en los lugares que vivió, considera que sus verdaderos amigos están en su país de origen.
Aquella conversación me dio a entender la similitud que tuve con aquel extraño que se convirtió en un buen compañero en el trabajo. Al igual que él, no soy una persona de tener muchos amigos, pues considero que mis grandes amistades son quienes me acompañaron en los momentos más importantes de mi vida.
Con mis verdaderos amigos crecí, aprendí y experimenté los buenos momentos que se convirtieron en los mejores recuerdos de mi vida. Pero estoy abierta hacer nuevas amistades porque es importante interactuar con otras personas con las que tengas afinidad. Hasta crear nuevas relaciones fraternales, construida a través del respeto, la tolerancia y el aprecio.
Sin embargo, con los años me he vuelto más selectiva con quienes decido llamar «amigos» porque la amistad es el término utilizado para designar a una persona con quien compartirás nuevas experiencias que dejarán una huella importante en tus recuerdos.
Ese alguien con quien decidirás disfrutar parte de tu tiempo y, a la vez, dejará grandes aprendizajes.
A diario conocemos nuevos sujetos que te brindan una lección de vida. Pero, a veces, formar una nueva amistad se ha vuelto una misión imposible porque nos convertimos en seres atrapados en la rutina diaria. Lo que no permite darnos la oportunidad de interactuar con otras personas, alejándonos por completo de hacer nuevos amigos.
En la actualidad, las relaciones fraternales se hacen a través de las redes sociales, lo que genera que el sujeto busque la verdadera amistad en usuarios cibernético, alejándose del contacto físico con los verdaderos amigos.
La conexión entre las personas siempre será un factor importante para nutrir el alma del ser humano, por lo que es importante mantener las relaciones con los verdaderos amigos y comunicarse con otras personas a las que puedas en algún momento llamar amigo. Ese es el desafío que debe prevalecer en toda sociedad que necesita más comunicación y menos intolerancia.