La vejez según Sarah Jessika Parker

La vejez según Sarah Jessika Parker es debatida para quienes la cuestionan por su físico.  

La osadía de Sara Jessica Parker al mostrar la realidad de su apariencia física es cuestionada en redes sociales. La critican por no ocultar sus rasgos que delatan sus cincuenta y seis años de edad. 

Mientras que su inteligente respuesta en una entrevista otorgada a Vogue, ayudó a educarnos con el tema de la vejez: «Yo sé cómo estoy. No tengo elección. ¿Qué voy a hacer al respecto? ¿Dejar de envejecer? ¿Desaparecer?”.

Reconozco que la primera vez que vi sus fotos, mi reacción fue: «Guao, como ha cambiado, ya está vieja». Las típicas palabras que usamos al referirnos a los cambios naturales del sujeto. Una reacción que delata la falta de empatía y la poca experiencia en el área.

Sus palabras dejan como lección que la madurez no se trata de resaltar la melena platinada o las arrugas en tu rostro. Es la confianza y la aceptación consigo misma que se obtiene como enseñanza.

A través de sus pensamientos Sara se convierte en una vocera para quienes saturan su vida con exceso de colágeno comprado.

Además, vale la pena destacar la siguiente frase: «Todo el mundo opina sobre ello: tienes demasiadas arrugas, no tienes demasiadas arrugas… Parece que la gente no quiere que nos sintamos a gusto tal y como estamos».

Considero que más allá del talento y el aporte que nos ofrece Parker en la gran pantalla, son sus sabías palabras que expresan la falta de tolerancia en la gente, al no aceptar que el envejecimiento forma parte de la vida misma. Una vivencia que solamente los afortunados pueden llegar para contarla.

Es fácil buscar a los culpables, pero la realidad es que la mente y los ojos están educados para aceptar el prototipo de sujeto idealizado que nos venden en la actualidad, rechazando lo diferente, que en este caso debería de ser lo normal.

Más allá de los problemas que saturan la colectividad, es importante destacar que todo va a mejorar cuando aprendamos a usar la tolerancia y alejar el ego que no permite ver que la vida se trata de valorar lo que realmente es importante, y lo que no vale la pena hay que desecharlo.

Así como lo dijo Osho: «Respeta, acepta, reconoce y se desvanecerán todos esos absurdos esfuerzos por ser especial».

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