Cómo encontrar la felicidad

¿Qué sabemos de la felicidad? Es una pregunta que hace días la tengo en mi cabeza. Realmente somos felices o nos esforzamos para ser felices como una manera de obtener estabilidad emocional a nuestras vidas. 

La felicidad es una palabra que hace días la tengo en mi cabeza. Realmente somos felices o nos esforzamos para serlos como una manera de obtener estabilidad emocional a nuestras vidas. 

El sujeto vive en una lucha constante por buscar la felicidad en un planeta con tanto caos global. La crisis política e inestabilidad económica son factores que perturban las emociones. Por lo que la única solución sería romper las relaciones afectivas entre las personas.

Según, el psiquiatra George Vaillant en la Universidad de Harvard, en 1938, explica que la felicidad en las personas es: “dar y aceptar amor”.

Desde la niñez es frecuente escuchar esta oración como un acto de moralidad para alcanzar la prosperidad y la armonía entre los demás.

Sin embargo, actualmente los vínculos afectivos se ven amenazados por lo avanzado de la tecnología. Ya que se convirtió en el medio más eficaz para conectarnos en la brevedad posible y desconectarnos cuando queramos terminar la comunicación.

Lo que conlleva a crear un distanciamiento afectivo entre las personas, pues el contacto físico se pierde y la comunicación es distorsionada y nada efectiva.

Un ejemplo propicio son las discusiones generadas en las redes sociales. Espacio cibernético que se convirtió en un campo de batalla para debatir temas actuales. Los usuarios utilizan un lenguaje ofensivo que los aleja del respeto y la tolerancia entre los ciudadanos. 

Así mismo, en el libro Amor líquido, escrito por el teórico Zygmunt Bauman, indica que:

“Amar al prójimo como nos amamos a nosotros mismos significaría entonces respetar el carácter único de cada uno, el valor de nuestras diferencias que enriquecen el mundo que todos habitamos y que lo convierten en un lugar más fascinante y placentero, ya que amplían aún más su cornucopia de promesas.” (Amor líquido, 2003, p.70).

En la cita el autor hace énfasis que el respeto a quien es diferente a ti representa el lazo afectivo entre los individuos.

Tales actos morales quedaron en el olvido y no son recordados porque no hay motivos para cumplirlos. Es decir, no hay garantías que nos permita afirmar que si amamos a las personas vamos a obtener algún beneficio.

Por lo que el sujeto olvidó su existencia, para así, alejarse de lo tradicional hasta crear una sociedad alejada de los lazos sociales.

Además, el individuo no tolera la responsabilidad de ser respetuoso con los demás. No tiene la incertidumbre de saber si sus actos son realmente los correctos. En otras palabras, no le interesa realizar actos de moralidad porque forma parte de lo tradicional. 

A manera de concluir, la felicidad es un acto que cada día hay que construir a través de los vínculos afectivos. Son los que nos determinan los efectos duraderos.

Por tal motivo, es importante la conexión con las personas de manera física. También, entender que el respeto y la tolerancia hacia los demás, que nos llevará a la verdadera felicidad. 

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