Las redes sociales y la violencia

Cuando brotas discursos hirientes en las redes sociales ya no hay vuelta atrás. Sientes un alivio en tu cuerpo que luego tu estómago te lo agradecerá. Aunque, pronto manifiestas la típica frase que hechiza tu mente: «¿Por qué dije eso?».

En las redes sociales la violencia se destila de muchas maneras y expulsarlo con el uso de las palabras es la más fácil.

La violencia en las redes sociales es excesiva. Desde los debates hasta las conversaciones tranquilas durante una tarde en casa. Lo cierto es que el origen y el desenlace siempre tienen la misma finalidad. Por lo general, no resulta favorable para ambas partes que iniciaron la charla, ya que se torna complicado lograr un acuerdo cuando existen diferentes puntos de vista.

Un ejemplo propicio se detalla en los distintos debates que se generan en las redes sociales. Las opiniones tienen gran prestigio al momento de explicar cualquier tema. Aunque, lo interesante del asunto es que cada persona considera que su opinión es tan sugestiva. Lo que no saben es que muchas veces, la variedad de opiniones convierte la situación más tensa y sin solución alguna.

La diversidad de opiniones en la era digital ocasiona un desequilibrio en la comunicación porque se rechaza las normas de conversación. Se crea un ambiente hostil y descortés para quien piensa diferente. Pareciera que el respeto en una conversación no es la clave sino existe el ego en las palabras. Lo que permite que no haya una buena comunicación en ambas partes.

De igual manera, no necesariamente expulsar todo lo que se piensa es una buena opción cuando no compartes un pensamiento que aporte conocimiento al tema discutido. Por lo que la típica frase de: «No opines si no tienes nada bueno que decir», tiene gran validez en una conversación. Más allá de intercambiar las palabras, un diálogo se comienza cuando intercambian conocimientos que aportan al otro. Lo que genera una buena charla que permita que ambos adquieran información.

Pero, cuando la conversación se efectúa con palabras vulgares y llenas de odio, es muy fácil que el oyente pierda el interés en la conversación.

Más allá de la gran ventaja que tiene las redes sociales de informar al usuario, hay que saber que la clave del uso de este sistema es mantener un ambiente hostil. Lo que está de moda es crear el caos en el sujeto, hasta convertir el odio en un vicio para su cotidianidad.

Es muy cierto cuando grandes pensadores del siglo pasado explicaron que el sujeto se convertiría en un idiota dependiente de la tecnología, pues somos una masa de cuerpos que estamos alejando la capacidad de pensar antes de expulsar una frase sin sentido. Por lo que cada palabra que escribimos se convierte en el detonante de la discordia.

La solución más eficaz es recordar que para todo existen reglas y las normas del buen hablante y del buen oyente son el único comodín que tenemos antes de que la bomba de los pensamientos explote en el ambiente.

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