Mi cuerpo después de ser mamá

Ser madre no es fácil

Mi cuerpo después de ser mamá y bajar de peso se convirtió en una sombra que poco a poco se volvió mi peor enemigo. 

Hace tiempo tuve la idea de crear un segmento en mi blog dedicado a las mamás y entiendo que hay mucho contenido relacionado a este tema. 

Sin embargo, como escritora y mamá primeriza quiero estrenar la etiqueta: “diario de una mamá” para compartir mis pensamientos a una comunidad que se sienta identificada con las vivencias de ser madre. 

Además, es increíble que el tema de la maternidad sea uno de los tópicos más leídos en mi blog. Por lo que no quiero perder la oportunidad de compartir las vivencias y el proceso de ser mamá primeriza. En esta primera entrada trata acerca de mi cuerpo luego de ser mamá. 

Bajar de peso posterior al embarazo se complica cuando no tienes el tiempo necesario para dedicarte a ti. Las prioridades las tiene tu bebé que nació para llenarte de alegría, pero que poco a poco te aleja de cuidarte a ti misma.

La mente de una madre primeriza es sentir la calidez de la compañía de su hijo. Sentir la responsabilidad de cuidarlo de día y de noche. 

De vez en cuando, sientes el temor porque no siempre estarás allí para protegerlo del mal de este mundo. 

Más allá del caos que hay en la mente de una mujer hay que lidiar con el sobrepeso que deja el embarazo. 

Para entrar en contexto, siempre fui delgada, pero mi cuerpo cambió radicalmente luego de tener a mi bebé en los brazos. Pasaron las semanas y me dediqué a cuidarlo y darle el cariño que toda madre le ofrece a la criatura. Poco a poco el amor y la protección iba en torno a él, mientras que le daba poca importancia al cuidado de mi cuerpo.  

El momento cambió cuando me miré en el espejo y sentí la necesidad de un cambio radical. Me corté el cabello y compré ropa. 

Me sentí a gusto con los cambios porque me veía más voluptuosa.

No obstante, el rechazo de quienes están a tu alrededor puede ser contraproducente porque te hacen sentir que estás gorda. 

No tengo amistades malas, pero un simple comentario acerca de tu peso surgió la duda de que “estoy gorda”.

Además, las bloggers que sigo en las redes sociales son esbeltas. Por lo que mi duda crecía en mi cabeza acerca de mi peso. 

Así que surgió la disyuntiva en cambiar los malos hábitos por los demás o por mi propio bienestar. Mi única solución fue ir a un médico para cambiar mi rutina con los alimentos para sentirme mejor conmigo misma. 

La consulta giró en torno a los malos hábitos alimenticios que impiden que bajé los kilos que gané en el embarazo. Porque a pesar de que me sentía a gusto conmigo misma, la cantidad de harina y los productos procesados se convierten en un problema para mi estómago.

Por lo que la solución más efectiva es cuidarme y alejarlos de mi alimentación. Incluyendo, también una rutina de ejercicios. 

Actualmente, me siento bien conmigo misma, y busco la manera de darle prioridad a los cambios que quiero y no darles tanta prioridad a las opiniones de los terceros. 

Considero que todas las mujeres pasamos por tantos cambios y hoy más que nunca entiendo la etiqueta de guerreras porque enfrentamos muchos obstáculos. 

Así que el sobrepeso y sentirse bien debería de ser una tarea fácil. 

Además, la opinión de los demás no debería ser prioridad para nuestras preferencias, más bien, es una oportunidad para luchar por nuestros pensamientos y dar a conocer lo que realmente queremos. 

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