La niña y el joven militar

Relato corto del encuentro entre el joven militar y su acompañante en la tranquilidad y calidez de los Próceres.

Los Próceres, lugar hermoso que destaca su colorido paisaje natural. Aquel camino verdoso es el ambiente ideal para el encuentro de dos enamorados, mejor dicho, el encuentro de dos imprudentes en busca de diversión.

Aquel martes por la mañana, desperté con ganas de trotar por el territorio militar y, en mi recorrido, observé a una joven que caminaba apresurada para verse con su pretendiente, el joven militar.

Mi intuición me decía que, tal vez, la joven aparentaba catorce años de edad, pues su rostro de niña revelaba su prematura edad. Durante su llegada, saludó al amado con un beso que sellaba su adultez, pero sus nervios delataban su escasa experiencia. 

El encuentro fue casual, sin embargo, la imagen atrajo mi atención al detallar el rostro de aquella muchacha que adornaba sus labios de un rojo cereza. Poco a poco fui observando más allá de sus facciones y me topé con su vestimenta que cubría el cuerpo de una niña que actuaba ser adulta en los brazos de un militar.

Aquel instante, traté de esquivar la escena que llenaba mi mente de absurdas críticas que podrían brotar de una madre desesperada por la aptitud de la muchacha. Pero mis ojos me engañaron y deliberadamente para ver la figura de aquel joven soldado con apariencia de quinceañero que revelaba sus años de superioridad ante la chica.

El rostro del militar expresaba el deseo de convencer a la joven de disfrutar momentos inolvidables. Ella, jugando a la experta pericial, aceptaba cada propuesta con una sonrisa en sus labios. Mientras que, mientras caminaba, mi mente repetía buscaba respuestas a la siguiente duda: Qué hacía una niña fuera del colegio visitando, un martes por la mañana, a un militar que cumplía su horario laboral.

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